Es un estilo que se aplica en los ríos. Se le considera una pesca itinerante ya que consiste en sondear los obstáculos como las ramas o rocas, así como también las orillas. El sedal se deja a la deriva de manera que la corriente lo lleve y así se pueda atraer buenas truchas.
La caña se sujeta con fuerza con una mano y la otra debe sujetar el sedal con suavidad, de esa forma cuando la trucha pica el cebo, se puede sentir la vibración de la caña, lo que indica que toca clavar.
En cuanto al equipo funcionan diversos tipos de caña y cebos naturales, todo dependerá del contexto. Por ejemplo, para los ríos más despejados puede funcionar una caña inglesa, pues transmite bien el toque de las picadas. Pero si se trata de ríos más pequeños y en lo que se presentan más obstáculos, mejor es usar una caña con sedal interior.
También pueden considerarse las cañas telescópicas, de entre 4 y 5 metros.
El carrete puede ser uno de tambor giratorio, que aumente la velocidad durante la recuperación de la línea. Un tambor fijo y ultraligero también será útil para el lanzado.
El cuerpo de la línea debe ser un color fluorescente, ya que esto permitirá visualizarlo en las corrientes, un guía sedal será apropiado para ese objetivo. En el extremo del cuerpo de línea es ideal un microemerillón ya que ayudará a cambiar el bajo de línea cuando se requiera.
En el bajo de línea deberá estar el plomo y el anzuelo. Para que el cebo se presente con más naturalidad, el plomo tendrá que ser blanco y de una talla entre 10 a 5.